sábado, 4 de octubre de 2008

¿Y en qué está ELDOR?


Después de la aparición de Eldor hace dos años en Ediciones de la Banda Oriental, se han escrito diez relatos más. Lo que quise hacer con esta segunda tirada de cuentos fue redimensionar ese sistema planetario de Eldor, dotarlo de una cosmogonía nueva al modo de los grandes lugares fantásticos, acercarme además a una explicación cosmológica (tomé cosas de Heráclito, Parménides, Sagan, Ducrocq, etc.), y profundizar en los aspectos míticos de determinados territorios y determinadas criaturas (como los kabalíes o los nordos, bichos que conviven en Eldor con el hombre). Quedó un conjunto de características similares a las del primero, al menos en el número de páginas. Uno de estos nuevos relatos salió publicado en El descontento y la promesa. Nueva-joven narrativa uruguaya (Trilce, 2008), con la salvedad de que alguien creyó que los kabalíes eran jabalíes, y cambió la “k” original por una telúrica y rioplatense “j”…
Pero el asunto no está terminado. Hay un tema de estructura que todavía no me convence y en el que tengo que trabajar más. Sobre todo porque me gustaría presentar esos relatos unidos por un sistema de referencias con el que dialoguen. La idea, en realidad, surge de una conversación que tuve con Leonardo Cabrera acerca de Las uvas de la ira de Steinbeck. Leonardo mencionó algunos aspectos sobre la forma de esa novela, de cómo los episodios centrales se van encastrando entre sí y conectándose con determinadas partes que, en apariencia, no adquieren cabal significado hasta que la trama las vuelve a presentar en forma de guiño. O al menos algo de eso entendí.
Ramiro Sanchiz, escritor que también aparece en el libro mencionado arriba, contribuyó por su parte con alguna crítica muy atinada, que agradezco de corazón. Sobre todo porque se trata de un conocedor de la literatura fantástica y de ciencia ficción.
Lo cierto es que los relatos centrales están, pero falta aún la argamasa que permita unir los diferentes trozos de la historia.
Y en eso está Eldor.